Es increíble lo grande que estás. Quizás en el día a día uno no se da tanto cuenta, pero cuando te veo de afuera, jugando con amigos, hablando con ellos, comunicándote tan fácil, proponiendo ideas, dando órdenes, no puedo dejar de pensar en aquella bebita tan chiquitita que dependía completamente de nosotros para todo.
Ahora dejaste de ser esa bebé para convertirte en una nena. Una nena simpática, dulce, charlatana como ninguna, inteligente, rápida, pero también con un carácter tremendo, super caprichosa y muy (muy) llorona.
Tenés poco más de 3 años y hablás absolutamente perfecto. Tenés un vocabulario increíble. Como dice la “abu” Perla, no te comés ni una preposición. Conjugás todos los verbos (aunque los irregulares los conjugues de forma regular, por ejemplo: “me cayí”).
Jugás mucho sola, sobre todo con tus “nenes”, que siguen siendo tus PIni POn, tus Playmobil y alguno que otro mezclado por ahí. Los ponés en la casita y les armás las habitaciones, historias, los ponés en penitencia, les decís que tienen que comer para crecer…
Por suerte estás en una época que abandonaste bastante la tele. Preferís estar jugando con masa, con los muñecos, con tus libritos, a estar mirando dibujitos. Todo un logro.
Sos arisca pero a la vez cuando sos dulce sos increíble. Cuando me mirás y me decís “¿te puedo dar un abrazo mami?” me muero de amor. Te la pasás diciéndonos que nos querés mucho o “me gusta estar con vos mamita”.
Con Julián seguís siendo la mejor hermana que puede haber. Cuando hace unos días se quemó la manito con la estufa vos lo ayudabas, lo mimabas, le agarrabas los cachetes y le decís “ayy gordo cachetón”. Te gusta jugarle para que se ría, o si está llorando siempre me pedís que le haga upa porque está triste. Estás siempre muy atenta a él y te encanta que estemos todos juntos.
Te encanta cocinar con papá. Es importante que sepas esto porque quizás de grande terminás saliendo a mi que no me gusta nada, así que por lo menos ya sabés que en algún momento de tu vida te encantó cocinar. “Cuando sea grande voy a cocinar”.
¿Caprichos? ¿Histerias? Muchos! Van y vienen. Tuviste una muy buena época pero ahora estás contestadora, desafiante y un poco desquiciada como siempre. Cada vez tenés menos ganas de comer y eso origina la mitad de las peleas.
De cualquier manera, lo mejor de esta edad, es justamente el crecimiento, la independencia, el ver que la mayoría de las cosas ya las hacés solas. Saber que te podemos llevar a cualquer lado que siempre la pasás bien, con todo el mundo te entretenés, te encanta estar entre “grandes”, y le contás tu vida a todo el mundo. Cada vez que subimos en el ascensor de casa con alguien le decís “hola, yo soy camila” y te ponés a charlar. Y si la persona viene con perro, le decís “hola, yo soy camila, no me gustan los perros. A mi me gustan los gatos”.
